lunes, 13 de julio de 2009

Ana Victoria García

Actriz
Actualmente está terminando la Carrera de Licenciatura en Actuación en el IUNA y coordina, junto a Osvaldo Santoro, la Escuela de Formación Actoral del Municipo de Tres de Febrero.
Desde el año 2007 da clases de Entrenamiento Corporal para el trabajo del Actor en distintas Sedes del Partido de Tres de Febrero.
En el 2008 estrenó, como Proyecto de Graduación del IUNA, Dorisday con dirección de Gustavo Tarrío –espectáculo que se reestrenará en Septiembre en el Teatro Beckett.
Durante el 2007 actuó en la obra El paraguas dirigida por Fabián Díaz y en los años 2005 y 2006 trabajó bajo a supervisión de Guillermo Cacace, como asistente creativa y actriz en las obras Ajena, relato coral para trece nadadoras y un hombre flaco (presentada en el teatro Beckett, en Blumenau, Brasil y en la Sala/Estudio Apacheta) y Existe…alguna posibilidad por pequeña que sea de salvar lo nuestro? (Sala/Estudio Apacheta)
Hizo la asistencia de dirección de la obra De arena el horizonte, dirigida por Adriana Garibaldi que, desde el 2006 se presenta en el Centro Cultural Adan Buenos Aires.
Estudio en el taller de Cine El Mate dirigiendo distintos cortos que se presentaron en el Cine Savoy, en el Centro Cultural Recoleta y en el Instituto Nacional de Cine.
Dió clases para niños y adolescentes desde el 2002 hasta el 2007 en la escuela Pio XII de Tres de Febrero.
a_vi_gar@hotmail.com

Sobre su participación en Proyecto 3, convergencia teatral

¿Cuáles son las particularidades de trabajar en un proceso como el que plantea Proyecto 3? ¿Qué dificultades y qué satisfacciones surgen en esa tarea?

Lo que más me interesó cuando me convocaron para Proyecto 3 fue la presencia de/ la dramaturgo/a. Hace rato que pienso que el dramaturgo como entidad teatral está despareciendo y que se arme un proyecto donde sin este, no hay obra, fue realmente sorprendente y agradable para mi. Las últimas obras en las que trabajé, el dramaturgo era el director o los actores y trabajar con un textro dramático genera otro desafío. Además, el participar en una obra que sería “escrita para nosotros” es un halago.

¿En qué aspectos considerás que el diálogo con el director y el dramaturgo enriquece tu propio trabajo y el del teatro en general?

A mi, como actriz, me interesa el trabajo arriba del escenario, no abajo. Y necesito que haya alguien en el lugar de “lo que se ve” para que me de su devolución de lo que yo hago y que complemente mi propuesta con la de los otros, con el texto y el espacio. Por eso es indispensable la presencia del director en el proceso de puesta de la obra. Es preciso que cada uno ocupe su rol - como actor/actriz, dramaturgo o director- y, a la vez, saber cuándo termina su función y puede confiar en el otro para que haga su trabajo. Si el texto está escrito así, es por algo, y yo confío en eso. Si el vínculo con mis compañeros de escena tiene que ser de una manera en particular, confío en eso y, cuando, hago una propuesta para mi personaje, espero que también se confíe en mí.

¿Qué valor pensás que tiene tu presencia en la generación del material que dará lugar a la obra?

Es como decía antes: es una obra escrita “para mi”, de alguna forma porque en algún momento, quizás sin darnos cuenta, mis compañeros, el director y yo hicimos algo que inspiró a la dramaturga a escribir esta obra.
De ahora en más, empieza otro camino, otro desafío que implica crear nuevamente a partir de este texto ya escrito.

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