martes, 14 de julio de 2009

Ana María Boerr

Profesora en letras recibida e la Universidad del Salvador. Escribió cuentos para revistas femeninas, algunos premiados. Ganó una beca a Italia de la Dante Alighieri.

Ahora coordina talleres de narrativa y enseña italiano. Aprendió dramaturgia con Eduardo Rovner, Mauricio Kartun y Ariel Barchilón. En proyecto tres, ciclo 2008 escribió Lista para el eclipse, dirigida por Lionel Meunier, este año trabaja con Mariano Ferrer en Edda chao.


¿Cuáles son las particularidades de escribir en un proceso como el que plantea Proyecto 3? ¿Qué dificultades y qué satisfacciones surgen en esa tarea?
La propuesta surge del diálogo creativo, de reconocer en los actores y en el director el germen de la futura obra. La mayor dificultad es superar la ansiedad inicial de encontrar un modo de anudar la diversidad y riqueza de los ensayos. La mayor satisfacción es sentir que los personajes tienen un cuerpo y una energía particulares de las que el autor no necesita hacerse cargo.

¿En qué aspectos considerás que el diálogo con el director y los actores enriquece tu propio trabajo y el del teatro en general?
El director aporta una visión muy dinámica de lo que ocurre en escena y ayuda a revelar la energía de los actores. Además el director es el primer lector y el principal intérprete de la obra. Ellos, los actores, aportan su energía y capacidades, destrezas físicas, sensibilidad y maneras de expresión nuevas.

¿Qué valor pensás que tiene tu presencia (el dramaturgo en general) en todo el proceso de ensayos y dirección de la obra?
Creo que ayudo a recrear climas, ambientes, vínculos. Y también, alguna vez, a mostrar el mecanismo profundo del texto, sin interferir con la visión del director.

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